martes, 7 de septiembre de 2010

10 claves para enseñar a interpretar

Docentes


10 claves para enseñar a interpretar

Algunas reflexiones para empezar…

1. Trabaja la interpretación con todo tipo de textos

2. Utiliza textos auténticos

3. Utiliza textos paralelos, opuestos o relacionados

4. Incluye textos multimodales

5. Aprovecha las prácticas vernáculas previas

6. Evita la respuesta única o la corrección convergente

7. Fomenta el diálogo entre el alumnado

8. Pregunta sobre el propósito y el punto de vista del autor

9. Fomenta la relectura y el análisis de los puntos relevantes

10. Ayuda al alumno a relacionar la lectura con su mundo


Algunas reflexiones para empezar…

Varios factores socioculturales, políticos, económicos y tecnológicos han operado

cambios trascendentales en la naturaleza de los textos y de las prácticas lectoras

que desarrollamos hoy en día. Hoy leemos más que hace un par de décadas, leemos

otros textos y lo hacemos de manera diferente. Entre otros factores:

1. Leemos en situaciones nuevas, con otros formatos y otros géneros discursivos.

Seguimos leyendo libros, revistas y folletos, pero también chateamos por

Messenger, enviamos SMS con el móvil, participamos en foros y wikis en Internet,

compramos un billete de avión en una web, etc. En la calle, sacamos dinero de un

cajero automático, pagamos un parking o consultamos una información turística

en un ordenador público. Leer es más diverso y cada situación, formato y texto

crean sus propias particularidades.


2. Leemos imágenes, vídeos y esquemas virtuales, además de letras. La portada de

un periódico electrónico incluye vínculos, fotografías y vídeos, e incluso gráficos

interactivos; la interfaz de un programa de correo electrónico (Gmail, Hotmail) o

de una red social (Facebook, Tuenti) indica con iconos, colores, sonidos e imágenes

las utilidades disponibles. Leemos textos multimodales que combinan diversidad

de códigos.


3. Leemos textos procedentes de cualquier lugar del planeta, gracias a Internet, al

incremento de las publicaciones y a la globalización. Leemos escritos realizados por

hombres y mujeres de todas las edades, etnias, culturas, religiones e ideologías.

Leer es más difícil que antes, cuando solo accedíamos a los textos escritos por

miembros de nuestra comunidad (por hombres, adultos, españoles, católicos y de

una misma ideología).


4. Cualquiera puede difundir sus opiniones -en Internet sobre todo, pero también en

papel-, gracias a la libertad de expresión, la tecnología y la globalización. No hay

tantos controles de calidad sobre la veracidad y la fiabilidad de una información.

Vivimos rodeados de basura escrita, de textos que exageran, ocultan, manipulan

o engañan. Leer es mucho más estratégico que antes, porque requiere saber

navegar entre tanta información para hallar lo que se busca y separar la basura

de las perlas.

En definitiva, hoy se lee más que ayer, textos más diversos y sofisticados; los textos

han adquirido formas, funciones y características notablemente diferentes a las de

antaño. Por todo ello, enseñar a leer no puede limitarse solo a adquirir la mecánica

fonográfica (a relacionar la letra con el sonido, a oralizar el texto), o a desarrollar

los procesos cognitivos de comprensión (a activar el conocimiento previo, hacer

hipótesis, confirmarlas al procesar la prosa, autoevaluar la propia comprensión,

etc.). Si tenemos en cuenta los cambios mencionados, es imprescindible dotar la

enseñanza de la lectura de una dimensión más social y crítica.

Aquí usamos precisamente el término interpretar / interpretación para destacar esa

nueva dimensión. Interpretar un escrito es algo más que comprenderlo. Si comprender

es “construir” el significado de un texto (visto como mensaje comunicativo),

interpretar requiere tomar conciencia del uso y del valor que tiene un texto en

nuestra comunidad (visto como artefacto social y político). Interpretar es darse

cuenta del tipo de texto que leemos, de las maneras con que se utiliza, de los

efectos provoca, del estatus que adquiere con él su autor, de la opinión y la actitud

que nos genera a los lectores, etc. Interpretar es todavía más difícil que comprender,

porque lo incluye.

Quizá algún docente desconozca los ejemplos citados más arriba o considere sin más

que no son prácticas lectoras que deban tratarse en la escuela, puesto que ésta debe

centrarse en los libros de texto y los manuales. Se equivoca. Muchos alumnos ya son

nativos digitales, chicos que han crecido con un móvil en el bolsillo, una pantalla

en su habitación, un Ipod en el oído o Google y Wikipedia como principal fuente de

información. Para ellos leer y escribir es eso y el futuro que les espera también avanza

en esta línea. Si la escuela debe preparar para el futuro, la enseñanza de la lectura

debe atender las formas de lectura electrónica, además de continuar tratando las

fuentes tradicionales del saber, con papel y bibliotecas de ladrillo.

Quizá otros docentes crean que solo deben enseñar a “comprender” porque la

“interpretación” es algo personal y la escuela no puede transmitir ideologías.

También se equivocan. Si damos a entender que los textos son “neutros” o que

siempre aportan datos “objetivos y veraces”, estaremos formando ciudadanos

ingenuos y manipulables. No se trata de inculcar ninguna ideología, sino de mostrar

cómo hoy en día se usan los textos para transmitir las ideologías; cada alumno puede

desarrollar sus puntos de vista personales. La enseñanza de la lectura debe enseñar

a leer tanto los textos académicos como los del día a día.


10 claves para enseñar a interpretar

Las diez claves que siguen son orientaciones sencillas y ejemplificadas para dotar a

la práctica y la enseñanza de la lectura de una dimensión más crítica, fomentando

la interpretación contextualizada. Se dirigen a los docentes de todas las materias,

puesto que la lectura es una práctica transcurricular:

1. Trabaja la interpretación con todo tipo de textos. Una idea -muy extendida

aunque no escrita- sugiere que solo es posible interpretar textos de opinión

(prensa, publicidad, debates políticos) porque los discursos académicos (manuales,

libros de texto, apuntes, etc.) solo exponen datos objetivos. Se trata de un error.

Por una parte, cualquier texto adopta el punto de vista del autor y, aunque solo

incluya datos empíricos, hay una selección y una priorización de los mismos que

responden a un punto de vista particular. A veces, el sesgo ideológico puede estar

en los ejemplos, en las fotografías o en la elección de las palabras. Por otra

parte, interpretar un texto no se reduce solo a recuperar la ideología o el punto

de vista del autor, también incluye desarrollar las posiciones personales como

lector (acuerdos, rechazos, contraopiniones): interpretar significa poder decir si

me gustó o no un texto, si estoy de acuerdo, si me resulta útil o no, etc. Y eso se

puede hacer con todos los textos. Por ello, conviene fomentar la interpretación

de todos los textos -y no solo de los “subjetivos”.


2. Utiliza textos auténticos, del entorno del aprendiz o de sus temas de interés

potencial. Si los textos son muy extensos, elige capítulos o subapartados de

tamaño apropiado que sean representativos. Evita los fragmentos que rompen la

unidad conceptual. Respeta los formatos, el diseño y la presentación del original,

para que el alumno se familiarice con ellos. Los textos auténticos muestran de

manera natural la diversidad discursiva del día a día y la conexión sutil entre los

textos, los autores, sus intenciones y su entorno. Los temas cercanos facilitan la

aportación del conocimiento previo del alumno y muestran también la diversidad

de puntos de vista. El aprendiz puede darse cuenta con más facilidad de las

funciones sociales que desempeñan los textos en la comunidad, más allá de su

utilidad básica para transmitir datos. Llevemos al aula artículos de la prensa

local y nacional, webs institucionales, entradas de Wikipedia, publicidad, folletos

informativos, literatura, blogs personales de temas afines, etc. Aprovechemos

fotografías de carteles, grafiti u otros textos públicos. La enseñanza resultará más

rica si el alumnado se enfrenta a diversidad de géneros, formatos y ejemplos, a lo

largo de un curso, que si solo se centra en el libro de texto.


3. Utiliza textos paralelos, opuestos o relacionados sobre un mismo tema, de

modo que el alumnado los compare, se dé cuenta de sus relaciones, semejanzas y

diferencias, y pueda experimentar los efectos sociales que provoca el lenguaje. En

la vida real, cada escrito se conecta con textos previos, posteriores o coetáneos:

cada texto busca su audiencia, responde a otro escrito, discute sus argumentos,

los copia o parodia, etc. Es útil mostrar al aprendiz esas conexiones para facilitar

la interpretación. Por ejemplo, comparemos las crónicas sesgadas de As y Sport

después de un Barça-Madrid; contrastemos la definición de un concepto de Física

o Geografía en Wikipedia, una enciclopedia escolar y el libro de texto; analicemos

los argumentos y el estilo de dos cartas al director con opciones contrapuestas;

verifiquemos si la predicción meteorológica del periódico concuerda con la de las

webs internacionales y con las mediciones realizadas por los propios alumnos en

su centro; revisemos las declaraciones de los líderes políticos después de unas

elecciones, mostrando cómo manejan los datos estadísticos a su antojo, etc. La

comparación de varios textos muestra la interconexión entre los discursos y favorece

las interpretaciones situadas e individualizadas. Al contrario, las tareas de lectura

y comentario de textos aislados son más irreales, descontextualizadas y complejas.


4. Incluye textos multimodales. Utiliza en clase fotografías, esquemas, gráficos

y vídeos. Eso también es leer, porque las imágenes se integran en la escritura y

porque para referimos a ellas necesitamos las palabras. Las tareas de describir

imágenes y vídeos, expresar sensaciones personales e intercambiar opiniones no

solo ayudan a interpretar los textos audiovisuales, sino que fomentan el desarrollo

de las capacidades expresivas y el uso del lenguaje especializado. Algunas tareas

sugerentes son identificar fotografías manipuladas, descubrir el punto de vista

que adopta una imagen o un vídeo o valorar la conexión entre la imagen y su texto

(en noticias, fotologs, etc.). También podemos aprender a retocar fotografías,

componer gráficos o grabar un vídeo para documentar un escrito. Enseñemos al

alumnado los conceptos básicos de la imagen (primer plano, fondo, punto de vista,

perspectiva, contrapicado, etc.) o los gráficos (tipos, categorías, descriptores,

etc.). Usemos el material generado por los medios de comunicación o las fotos y

los vídeos de los propios alumnos. Aprovechemos los repositorios audiovisuales en

línea (Flickr, Picassa, YouTube).


5. Aprovecha las prácticas vernáculas previas. Muchos alumnos tienen vida letrada

fuera del aula: intercambian SMS con sus amigos, chatean cada día por Messenger,

postean comentarios en su fotoblog o en el de sus amigos, llevan un diario íntimo.

Son prácticas caseras y privadas, más o menos sofisticadas, con mucha relevancia

emocional para el adolescente, que conviene respetar y valorar en su contexto.

Las denominamos vernáculas (para distinguirlas de las académicas) y podemos

aprovecharlas para conectar la clase con el mundo exterior y para fomentar

una enseñanza más completa y útil. Por ejemplo, pidamos al alumnado que

aporte muestras de SMS, fotologs, foros y chats para analizarlos; reformulemos

o “traduzcamos” algunos de esos escritos para contextos más formales, que

requieran una prosa correcta y elaborada; recojamos y analicemos el argot usado

o las presuposiciones y los implícitos que contienen, etc. Así el alumnado tomará

conciencia de la diversidad de escrituras, de las distintas funciones que ejercen y

de la necesidad de dominar más de un código. En definitiva, es relevante construir

puentes de diálogo entre lo que se hace fuera y dentro de la clase.


6. Evita la respuesta única o la corrección convergente. Las tareas de lectura que

persiguen una respuesta única, la correcta o preestablecida por el profesor (el libro

de texto o la tradición canónica) matan la interpretación personal y transfieren la

presuposición falsa de que hay un único significado en el texto, de que todos leemos

del mismo modo y de que quien ha entendido algo distinto es porque lee mal.

También inducen a confundir la comprensión de unas ideas con estar de acuerdo con

las mismas. Al contrario, son más interesantes las tareas divergentes, que fomentan

respuestas individuales, extensas y razonadas, que permiten al alumno desarrollar

sus puntos de vista. Por supuesto, eso no significa que cualquier interpretación sea

válida, aunque sea respetable. Las interpretaciones más adecuadas son las que

generan más significado y con más coherencia; las erróneas son las que llevan al

sinsentido o a la incongruencia, pero entre unas y otras pueden existir muchas y

variadas propuestas, que enriquecen el texto.


7. Fomenta el diálogo entre el alumnado, el intercambio de puntos de vista durante

la lectura. El habla es la mejor herramienta para construir interpretaciones de un

texto y, puesto que necesitamos a un interlocutor para hablar, organicemos la clase

en parejas o tríos de alumnos que lean el texto en silencio y que intercambien

sus impresiones. Al tener que explicar a un compañero lo que entendiste, te ves

obligado a buscar palabras para expresarlo, de manera que las intuiciones y las

emociones se materializan en lenguaje. Al escuchar la opinión de otros compañeros,

tus interpretaciones se refuerzan, si hay coincidencia, o se corrigen, si no la hay.

El trabajo en grupo también prepara para intervenir en una puesta en común final:

los alumnos participan más porque tienen más cosas que decir. Finalmente, el

alumno se da cuenta de que hay varias interpretaciones posibles, que la suya solo

es una más y que comprendemos mejor un texto al sumar puntos de vista.


8. Pregunta sobre el propósito y el punto de vista del autor. La tarea tradicional

de buscar la idea principal debe ser sustituida por estas otras, que adoptan una

perspectiva más social: ¿qué pretende el texto?, ¿por qué lo escribió el autor? Sin

duda son preguntas más difíciles que exigen haber comprendido antes las ideas

principales del texto. En general, las preguntas sobre la forma (estilo, lenguaje)

y la estructura del texto (tesis, idea de cada párrafo) deberían supeditarse a

los efectos que causan en el lector y a los propósitos a que aspira el autor, de

modo que el alumno pueda darse cuenta poco a poco de la utilidad que tienen

los diferentes recursos discursivos. Otras preguntas posibles son: ¿por qué utiliza

estas palabras el autor?, ¿qué efectos provoca este orden de las ideas?


9. Fomenta la relectura y el análisis de los puntos relevantes. Difícilmente podremos

construir una interpretación elaborada con una sola lectura, por breve y sencillo

que sea el texto. A los alumnos, con menos experiencia lectora, todavía les puede

costar más. Por ello, las tareas de lectura crítica deben fomentar la anticipación,

la relectura selectiva del texto y el análisis lingüístico de los fragmentos más

relevantes, que esconden los puntos calientes de la interpretación. Animemos

al alumno a releer con preguntas como: ¿dónde se afirma X en el texto?, ¿qué

palabras o fragmentos del texto te han sugerido esta idea?, ¿con qué fragmentos

estás de acuerdo? La relectura puede alternar con el diálogo en grupos pequeños

y con la puesta en común.


10. Ayuda al alumno a relacionar la lectura con su mundo. Los adolescentes leen


por su cuenta cuando los textos se integran en su vida social, cuando leer y

escribir reafirma y consolida su identidad: al chatear con colegas, al comentar

con amigos una novela fantástica, al participar en foros de manga, rock, deporte

o motocicletas, etc. La interpretación juega un papel esencial en esta conexión,

porque es al interpretar personalmente un escrito cuando surge el yo, cuando

se consolida la identidad por oposición con el otro (autor u otro lector). Por

ello, propongamos tareas que conecten la lectura con la vida personal: escribir

un Diario de lectura para detallar las sensaciones que provoca leer un libro (los

recuerdos que despierta, las sensaciones que provoca, etc.); fomentemos que

los alumnos se recomienden entre si sus lecturas preferidas, explicando por qué

les gustó un libro, una web, un foro, etc.

En resumen, la enseñanza de la lectura es hoy más compleja que antes, puesto

que la lectura ha incrementado su importancia en las comunidades letradas: hoy

leemos más, textos más variados y de manera más compleja. Esas 10 claves no son

incompatibles con otras recomendaciones de tipo lingüístico, psicológico, pedagógico

o tecnológico. Las propuestas para trabajar con tareas o secuencias didácticas,

con WebQuest o Cazas del tesoro, o las que enfatizan el aprendizaje cooperativo,

la autonomía del aprendiz o el desarrollo de los procesos de autorregulación son

coherentes con esta perspectiva social y crítica de la lectura que hemos presentado.

Lo social suma, no resta.

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